Se incorporó de repente,temblando y envuelto en un terrible sudor frio.
Atrapado.
Atrapado.
Atrapado.
La palabra que era el sinónimo de sus peores pesadillas en los últimos tiempos.
Recostó de nuevo la cabeza contra la almohada intentando sosegarse.Miró el despertador,deteniendose a contemplar las manecillas,que inexorablemente seguían su curso.El tiempo no se detenía.Las cuatro de la madrugada.Una hora temprana todavia.
Estaba seguro de no haber dejado pistas esta vez.
Atrapado.La palabra le rondaba todavia como un molesto moscón.Tardaría seguramente un rato en volver a sumergirse en las brumas del sueño.Se llevó una mano a la boca con el propósito de morderse las uñas y relajarse. Mientras roía la carne que las rodeaba se detuvo a reflexionar.Jamas había considerado cómo se sentirían sus victimas al morir,al notar que su vida dependía enteramente de él.La proxima vez que tuviera ocasión se lo preguntaria. Miraría a los ojos a la infortunada presa y le preguntaría que se sentia.La mera fantasia le provocó un placer indescriptible.Soltó una carcajada siniestra,pero rápidamente la silenció,y apenas quedó un amago de sonrisa en sus labios.
Volvió a mirar el reloj. Las 4 y media.
Apenas cinco minutos mas tarde,ya estaba dormido.Soñaba lo que sueña un asesino.
***
Desde una cama improvisada hecha con sillas y alguna almohada Lucas Sandoval saludó a la imagen que le devolvía el espejo. Las 4 y cuarto de la madrugada.Estaba a punto de dormirse,asi que decidió ir a la cocina a prepararse una taza de café bien cargado. Tenia una cara de zombie increible,y no le extrañaba. Le había prometido a Laura que se quedaria velando su sueño,para que no la asaltara de nuevo aquella sensacion de estar siendo perseguida por un espectro.Lucas dejó momentaneamente de recordar los sucesos vividos apenas cuatro horas antes para realizar la tarea de preparar la cafetera. En aquel estado de somnolencia le resultó increiblemente dificil,y apenas logró que no se le cayera al suelo. No queria despertar a su hija. Una vez que el café estuvo listo se desplazó al sofa,donde recostó la cabeza en un cojín mullido y grueso. Se le escapó una leve risita histérica.Tenia la sensación de haber regresado a un pasado en el que Laura veía fantasmas hasta en la bañera y acudía a el para que los ahuyentase con un cuento y un abrazo. Qué fácil era entonces. Pero Laura empeoró. Llegó a padecer migrañas e intensos dolores de cabeza. Lucas se preocupó,como todo buen padre haría,y decidió llevarla a un centro de tratamiento especial. La trató un psicólogo,y pareció que había funcionado.
Hasta aquella misma noche.
Lucas se quemó con el café.
-¡Joder!-se le escapó.
Estaba seguro de que lo que había ocurrido aquella tarde no tenia que ver con presencias sobrenaturales que procedieran del inframundo.Eso era una estupidez.
Pero si no había sido un fantasma,¿que era lo que había rondado a Laura? Claro,aquello en caso de que realmente la hubieran seguido y no fueran todo delirios de su hija. Se corrigió. "Delirios" no quedaba bien,sonaba como a loco,o psicopata. "Imaginaciones" era mejor. Las imaginaciones de su hija.
Miró el papel clavado con un alfiler rojo en el corcho del salón. Las pistas de los asesinatos no conducían a ninguna parte.¿Cabía pensar que fueran muertes sin conexión? No lo sabía. Como tantas otras cosas,Lucas no lo sabía.
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