Sentándose en el banco de un parque cercano, Lucas se sintió patético. Doce años y todavia no lo habia superado. Violeta,la que fuera su mujer les habia abandonado,a Laura y a él justo el dia anterior a su cumpleaños. Sin dejar una razón, una explicación del porqué de ese abandono imprevisto,desapareció de sus vidas. Tan sólo una nota,un "Adios,Lucas" encima de la almohada era lo que habia quedado de aquella mujer increiblemente hermosa y que en verdad habia sido siempre un ser etéreo en la vida de Lucas. El comisario jamás entendió que fue lo que vio Violeta en ese hombre alto,desgarbado y que se trababa a veces al hablar,pero aceptó su presencia en su vida de sumo agrado. Asi pasaron los años,se casaron,tuvieron una hija,y de repente "Adios,Lucas".
Lucas,no resignandose a aceptar que Violeta les hubiese dejado tirados emprendió una busqueda infructuosa en solitario. No encontró ningun cable del que tirar,ningun hilo que seguir,Violeta habia desaparecido.
Se levantó del banco y contempló la superficie del estanque que tenia delante y las puertas egipcias que adornaban el parque de Debod. Asi se sentía él,estancado. Movió la cabeza para espantar tan deprimentes pensamientos y cambió de banco. Cambiar de asiento siempre le habia servido para dar un nuevo enfoque a las cosas. En cuanto se sentó,se puso a pensar en el caso de robo a mano armada;la indigestión y los fantasmas del pasado habian desaparecido y podia pensar con mucha mas libertad. En media hora habia encajado todas las piezas y tenia al principal sospechoso en su punto de mira.
"Lo tengo",pensó. El rugido de su estómago corroboró sus palabras,la actividad cerebral le habia abierto el apetito y además era hora de comer.
Tras comer en un burguer que encontró,dio un tranquilo paseo hasta el coche y volvió a casa. Llamó a comisaría y avisó de que se pasaria por alli sobre las 7,puesto que ya se encontraba sano.
Una vez en su casa se dirigió al pequeño despacho que habia instalado en su habitación,recogió todos los papeles,apartó el violín de Laura de allí,y se dispuso a ordenar una vez mas los hechos ocurridos en la calle Serrano a una amable viuda que habia tenido la mala suerte de toparse con el matón de turno. "Lo mismito que un rompecabezas",la reconstrucción de los hechos siempre había sido su fuerte,dada su gran imaginación.
A las cinco había terminado y lo tenia todo en orden,hasta las siete quedaban dos horas. Tiempo mas que suficiente para echarse un sueñecito.
Soñó con un escenario en negro,un foco de luz,y él sin saberse el papel. Un hombre calvo,delgado,y embutido en una apretada levita negra le señalaba.
-"PI,PI,PI,PI,PIIIII"
Se despertó intranquilo y con un sudor frío pegado a la piel;la alarma del movil le avisaba de que eran las siete menos cuarto. Cuando salió de casa,habia olvidado el sueño.
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