jueves, 10 de diciembre de 2009

Prólogo

Cuando por fin llegó a su destino se preguntó si habia hecho lo correcto.Tenia dudas.Dentro de su cerebro una voz le dijo "es lo que debes hacer".Asintio con la cabeza a un interlocutor ausente y se preparó para abrir la puerta de acero. Agarró el picaporte con fuerza,cerrando la mano a su alrededor.Un súbito escalofrio le recorrió toda la espina dorsal,de siempre le habian repugnado los picaportes de acero.Notó sus manos frias y sudorosas,y no pudo evitar compararlas con dos trozos de pescado. Empujó con fuerza,pero la puerta no cedió. Se acordó de la pequeña llave azul que llevaba en el bolsillo de su cazadora,y sacandola con vacilación,la acercó lentamente a la cerradura. Las manos no le respondian demasiado bien a causa del tembleque,pero finalmente consiguió introducirla.


Encajaba a la perfección.El chasquido de metal contra metal le revolvió las tripas. Un giro,otro giro.
Una vez mas,se preguntó si realmente deseaba ver lo que habia tras la puerta.

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